"Vidas demolidas, vidas ocupadas y un grano de esperanza
Cuatro décadas después de que Jerusalén fuera “unificada” por las armas del ejército de Israel, la ciudad está más dividida que nunca. Las murallas psicológicas y socioeconómicas que fraccionan actualmente la ciudad son mucho más altas e imponentes que el muro que separaba en 1967 la parte occidental de la oriental. Israelíes y palestinos se han convertido a lo largo estos años en protagonistas de dos mundos irreconciliables.
La Municipalidad de Jerusalén (Israel) practica alrededor de cien demoliciones de casas anuales en los barrios periféricos de Jerusalén Este habitados por palestinos, tales como Jabel Mukhaber, Beit Hanina o Issawiya. Al mismo tiempo, con carácter progresivo y permanente construye edificios para el disfrute israelí. Es un plan que intenta generar tal clima de desesperación en los ciudadanos palestinos que provoque su huida de la ciudad. Las reacciones de los palestinos jerosolimitanos, aunque diversas, casi nunca pasan por abandonar su lugar sino resistir y luchar contra la sustracción de sus tierras. La respuesta es la resiliencia, no exenta de miedo a ser desplazados de su hogar en cualquier momento.
La disidencia israelí organizada en asociaciones como el Israeli Committee Against House Demolitions (ICAHD) y los cooperantes internacionales ejercen una esperanzadora ayuda en áreas con procesos de desplazamiento abiertos y se viaja hasta Oriente Próximo para reconstuir casas demolidas de las familias en peor situación. Además de la Ciudad Vieja donde los colonos establecen más edificíos israelíes en las zonas árabes que no les corresponden, los barrios de la zona Este son un continuo hervidero de conflictos generados por los colonos judíos que se instalan en zonas palestinas para desplazar a su población y eliminar sus rasgos árabes.
Actualmente la Municipalidad pretende demoler el barrio entero de Al Bustan, de 88 viviendas y mil residentes palestinos, en la aldea de Silwan. Porque es un lugar de importancia histórica y por su cercanía al Monte del Templo, se ha convertido en objeto de deseo de la derecha, quien se ha propuesto redimir las tierras donde el Rey David estableció su reino.
El barrio Sheikh Jarrah, donde viven 500 familias, está sitiado. Los colonos con ayuda de la policía desalojan a familias palestinas de sus casas. Los vecinos del barrio de Sheikh Jarrah son en su mayoría personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares con la Declaración del Estado de Israel y el estallido de la guerra de 1948 y que fueron realojados en Jerusalén por la UNWRA (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos) y el gobierno jordano. Ante esto algunos grupos de activistas acompañan a las familias con amenaza de desalojo para intentar proteger y controlar la violencia que sobre ellos se desata en esos momentos. El futuro de Jerusalén está marcado por la “matriz de control” que la Municipalidad, el Estado de Israel, las sociedades sionistas y las familias de colonos ejercen sobre los palestinos que viven en la ciudad."
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